
El Cuarzo
De todos los minerales que componen el gran panteón de la Tradición Mineral, El Cuarzo es uno de los Minerales Supremos. Es el más abundante y expresivo de la naturaleza cristalina. Simple, puro y transparente. Formado por Oxígeno más Silicio y vacío. Hay tanto aire y Silicio en la Tierra, como para considerar este planeta una gran bola de Cristal llena de inclusiones.
El Cuarzo es apreciado como un templo de la Presencia Divina, que la dotó de una información sagrada de naturaleza cósmica.
Representa, encarna y cristaliza la esencia del equilibrio universal a la vez que la amplifica como luz de conciencia y poder tecnológico. Su arquetipo es andrógino, y posee una amplia variedad de colores, morado: cuarzo amatista, amarilo: cuarzo citrino, cuarzo rosa, cuarzo verde, cornalina, cuarzo ahumado, ojo de gato, ojo de tigre, ojo de halcón, ojo de buey, Prasio, cuarzo hematoide, jacinto de Compostela, cuarzo lechoso, calcedonia, agata musgosa, crisoprasa, dendrita, heliotropo, jaspe, sardo, sardonice… según su fórmula puede amplificar energías sutiles de naturaleza Yin o Yang, receptiva o proyectiva
Aunque posee el marcado simbolismo del elemento Aire por el Oxígeno que lo compone, y el de la Tierra como materia terrestre de origen cósmico, el Silicio, el cuarzo puro es sobre todo Quintaesencia o información cósmica de naturaleza trascendente, convertida en materia viva cristalizada como Geometría Sagrada.
El Cuarzo vibra con regularidad y precisión perfecta por lo que sirve como referencia básica perfecta para dividir el tiempo en pequeños intervalos que pueden medirse y representarse, por lo que se pueden usar Cristales de Cuarzo en técnicas de Meditación para conectarlo humano con el no-tiempo o el infinito tiempo de los Dioses que en la escala humana se corresponde con la atemporalidad de los inmortales.
Sus estructuras son las más equilibradas, ordenadas y perfectas de la naturaleza. El sumun del orden, la simetría y la belleza.
Los Cuarzos son trozos de cielo divino, piedras de luz caídas a la Tierra.
Por medio de éstos, el Ser humano podría retornar a la conciencia plena de la condición divina.
Sus propiedades son: proyección, recepción, amplificación, cristalización, desmaterialización, transporte, aceleración, retransmisión, reflexión, refracción, traducción, transformación, almacenamiento, capacitación, armonización, modulación… y muchas más.
Ayudan a mejorar, equilibrar, dirigir y amplifica las energías naturales del terapeuta. También sirven para concentrar y enfocar las capacidades del sanador.
El Cuarzo y otros minerales, poseen patrones de armonía tan perfectos que actúa emitiendo energías y vibraciones con patrones sanadores.
Si el cuarzo se encuentra en un ambiente hostil, una atmósfera de caos, agresivo o violento, si es un cristal Maestro hará lo posible por desplazarse fuera de ese lugar. Si no lo hace, podría romperse, lo cual nos estaría indicando un urgente cambio vibracional.
El hecho de romperse no indicaría necesariamente el término de su ciclo vital, ya que un Cristal no se rompe,… Se Transforma. Podrá significar la liberación espiritual de su esencia.
Por naturaleza, Los Cristales de Cuarzo operan continuamente para depurar de forma natural las energías sutiles de signo negativo. Las absorben en su estructura cristalina, y con la información geométrica en las mallas infinitas de las estructuras hexagonales de la piedra, las purifican y retransmiten al ambiente con una frecuencia cristalina.
Cuando necesites un cristal o decidas hacerte con uno, hazlo de forma intuitiva, él te escogerá a ti. Será en este momento cuando comience el proceso de sanación con cristales. Posteriormente sería interesante que eliminases de él las programaciones de quienes las poseyeron antes, bajo un chorro de agua fría, visualizando como ésta lo limpia y libera de toda energía almacenada o depositada en él. El humo del incienso, del palosanto…también es un buen método, la vibración de un cuenco tibetano, campana, enterrándolo varios días, pasándolo por la llama de una vela,…Pero nunca con sal, ésta los daña profundamente y sólo se usa con un grupo determinado de piedras como podría ser la obsidiana. A continuación, se consagraría y se dedicaría a la sanación, se programaría con tal fin, o con cualquier otro propósito siempre destinado a trabajos de luz. Se establecerá un vínculo con él, y se convertirá en un instrumento muy personal y un compañero de trabajo muy especial.