EL CUERPO, NUESTRA HERRAMIENTA

EL CUERPO, NUESTRA HERRAMIENTA

Las practicantes de la magia saben que lo que diferencia lo físico de lo no físico se debe a nuestras limitaciones como seres hechos de materia.

Algunas de las herramientas más utilizadas en la práctica de la magia son no físicas. Y podríamos decir que las tres más efectivas son la música, la danza y los gestos.

Escribir y crear arte puede ayudar a liberar tu mente consciente y a enfocar tu concentración para el trabajo de la magia.

Las técnicas utilizadas para elevar el poder, alterar la conciencia y unirse con la Diosa y el Dios, a menudo son parte del ritual. Incluso los ritos más efectivos y poderosos se pueden llegar a lograr usando meros gestos. He visto a brujas aclamar al elemento aire con tan solo extender sus manos al cielo, o simplemente diciendo palabras tan simples como “Aire, ven a mí”.

Honramos la danza y la música como uno de los primeros actos mágicos y religiosos. Ya que desde los tiempos más remotos, los practicantes de la magia han usado color, ritmo, gestos hechos con las manos y posturas corporales para expresar sus intenciones mágicas y traer al plano de lo físico aquello que representaban.

El ritual dispone una serie de movimientos específicos, manipulación de objetos (herramientas) y una serie de procesos internos, que están diseñados para producir los efectos deseados.

Para muchas de nosotras, los rituales son ceremonias que celebran y fortalecen nuestras relaciones con la Diosa, con el Dios y con la Tierra. 

Un simple rito puede consistir en un celebrante solitario que enciende un fuego y que canta nombres sagrados mientras observa la salida de la luna.

El baile eleva nuestra energía, libera nuestras inhibiciones, conecta el cuerpo físico con la tierra y crea un sentimiento de encontrarnos «entre planos» donde cualquier cosa puede suceder y la creación se vuelve ilimitada.

Es la alquimia de todo: la alegría, el placer, la conexión con el cuerpo y el espíritu, lo que hace que bailar sea el mejor ejercicio de brujería. Un acto de rebelión espiritual.

Todo en el mundo material está hecho de vibración, como siempre han dicho los místicos, tal y como lo confirma la física cuántica a día de hoy.

El mundo material es resonante. Los objetos tienen frecuencias que pueden ser detectadas como ondas de sonido.

Cuando cantas cantos y canciones mágicas, cantos y canciones antiguas, vinculas tu intención a las vibraciones de tu voz, las vibraciones que envías a este mundo siempre vibrante, son recibidas por el eco de tu voz en el mundo material e inmaterial que te rodea.

Haces que el canto o la canción vibren con tu propia voz. Una voz, una vibración, que nadie tiene más que tú; es como tu huella dactilar o tu ADN. Nadie tiene exactamente esa vibración de voz. Nadie canta exactamente como tú. Nadie vibra como tú.

Así que la intención mágica envuelta en el canto o la canción se liberan en tu mundo, allí donde estás y necesitas que esta intención suceda para ti.

Piensa en la palabra «encantamiento».

¡El canto y la magia están unidos incluso en las mismas palabras que usamos!

Los gestos son las contrapartes silenciosas de las palabras. Los gestos nos ayudan a mejorar los rituales cuando se realizan junto con invocaciones o bailes, o también se pueden usar solos por su poder real.

El significado mágico de los gestos es complejo, y se deriva de los poderes de la mano.

La mano puede curar o matar, acariciar o apuñalar.

Es un canal a través del cual las energías se envían desde el cuerpo o se reciben de otras manos, de otros cuerpos.

Nuestras manos levantan nuestros altares mágicos, agarran varitas mágicas y apagan las llamas de las velas al concluir los ritos mágicos.

Las manos, como el medio por el cual la mayoría de nosotros nos ganamos la vida, son un símbolo del mundo físico.

En sus cinco dígitos se encuentran el pentagrama, el Tetragrama, el símbolo mágico protector supremo; la suma de los cuatro elementos junto con Akasha, el éter, el espíritu, el poder espiritual del universo, se dan cita en cada una de nuestras manos.

A la espera de que los usemos, a la espera de que tomemos conciencia de ellos, de que no solo están a nuestro alrededor y en nosotras, sino que también hay partes de nosotras como son las manos, que pueden trasladar esta alquimia elemental más allá de nuestro cuerpo físico.

La diosa se puede invocar individualmente con la mano izquierda, el pulgar y el primer dedo levantados y curvados en un semicírculo, mientras que el resto de los dedos están contra la palma. Esto representa la luna creciente.

El dios se invoca con los dedos índice y medio de la mano derecha levantados, o con los dedos primero y cuarto arriba, el pulgar sosteniendo los demás contra la palma, para representar cuernos.

Los elementos pueden invocarse con gestos individuales al aproximarse a las cuatro direcciones:

Una mano plana sostenida paralela al suelo para invocar a la Tierra en el Norte;

Una mano levantada, con los dedos separados, para invocar Aire en el Este;

Un puño levantado para que el Sur invite al Fuego,

Y una mano ahuecada hacia el Oeste para invocar Agua.

Los gestos se usan en la magia junto con la visualización. La mano puede ser la que se utiliza para dirigir la energía o invocarla. Los gestos son herramientas mágicas tan potentes como cualquier otra, aquellas que siempre podemos llevar con nosotros, para usar cuando sea necesario.

DIOSA DE LA TIERRA, DIOSA DE LA LUNA. DIOS SOL, DIOS DEL BOSQUE VERDE.

DIOSA DE LA TIERRA, DIOSA DE LA LUNA. DIOS SOL, DIOS DEL BOSQUE VERDE.

La diosa y el dios, lo indivisible. El Todo.

Antes de que existiera el tiempo, antes de la creación de la Tierra, antes de los humanos, estaba el “Todo”.

El Todo existía en silencio, en quietud, en armonía. El Todo es tanto femenino como masculino. Ninguna parte es mayor que la otra.

De la unión de las partes iguales del Todo llegaron las semillas de la vida. La diosa y Dios eligieron los símbolos físicos para recordarnos su presencia.

La diosa eligió la luna, luminosa, radiante y tranquila, pero cambiante.

El dios escogió el sol, ardiente, fuerte y brillante, pero estable. 

DIOSA DE LA TIERRA, DIOSA DE LA LUNA.

La diosa, esencia de lo divino femenino asociada tanto con la Tierra como con la Luna.

Como la Madre Tierra, ella representa la energía física de la tierra que permite que toda la vida eche raíces y prospere. Su energía es nutritiva, tierna y flexible, ya que hace posible la manifestación de todo cambio.

Es madre y compañera del Dios, sus ciclos de siembra, crecimiento y muerte hacen que la Rueda del Año gire, limpie lo viejo y produzca lo nuevo en la cocreación eterna con el Dios. 

En su aspecto Lunar, la Diosa gobierna la noche, las mareas oceánicas, los ciclos reproductivos de las mujeres y la psique humana relacionada con la emoción y la intuición, la sabiduría que proviene de la interacción con nuestro lado oscuro.

La Luna tiene su propio ciclo único en relación con la Tierra. Lo conocemos como la fases de la Luna.

Estos aspectos cambiantes son conocidos como la Doncella, la Madre, la Reina (pre-anciana) y la Anciana, y cada función corresponde a una fase lunar (creciente, llena, menguante y nueva), así están representadas las cuatro etapas de la vida de cada mujer. 

EL DIOS CORNUDO Y EL DIOS SOL.

La otra mitad de la deidad es la masculina, el Dios de la fuerza vital que todo lo abarca. Representa los animales del bosque y el Sol. Es el dios de la caza, pero al mismo tiempo protege a los animales en la naturaleza, asegurando el delicado equilibrio de la vida en la Tierra.

La otra asociación del Dios es con el Sol, cuya luz es necesaria para el crecimiento de toda la vida.

Muchas culturas antiguas adoraban a un Padre del Cielo y a una Madre Tierra. La rueda del año gira en torno a la relación cíclica entre el Dios como el Sol y la Diosa como la Tierra, con el Dios muriendo cada otoño y renaciendo cada primavera, creciendo fuerte durante todo el verano para morir nuevamente. Haciendo eco de los ciclos de crecimiento de la vida vegetal en la naturaleza.

En la brujería, rendimos homenaje a la Diosa y al Dios, como manifestaciones del Todo. Pero en la magia de trabajo, puedes elegir diferentes aspectos de las deidades con las que trabajarás. Incluso puedes elegir con qué aspecto de la deidad trabajar, ya que todas las deidades, de todas las culturas son vistas como diferentes aspectos del Todo.

Entonces, el Todo, la Diosa y Dios, están presentes en todos los seres y en todas las cosas.

Texto original: Mónica Fernándes

Imagen: Pixabay